Un as en la manga - por Kelvin I. Márquez Traverzo
Era ya avanzada la noche cuando Edgar Mills entró en su taller y vio que lo esperaba una mujer. Iba vestida con un traje verde y se movía con gracia, observando todas y cada una de las herramientas. Su cabello, de un rojo tan intenso que parecía sangre, le llegaba a la cintura. Edgar carraspeó. La mujer dio un respingo y se volvió hacia él. —¡Señor Mills! Siento mucho la intrusión —dijo a la vez que dejaba una lámpara de aceite sobre la mesa. —¿Qué hace usted aquí? —Necesitaba saber si podría afilar este cuchillo —respondió la mujer, sacando un cuchillo de una vaina que llevaba en la cintura. Medía más o menos unas doce pulgadas y en su hoja había unos símbolos muy parecidos a runas. Engastado en la empuñadura, un rub...