Entradas

Un as en la manga - por Kelvin I. Márquez Traverzo

                 Era ya avanzada la noche cuando Edgar Mills entró en su taller y vio que lo esperaba una mujer. Iba vestida con un traje verde y se movía con gracia, observando todas y cada una de las herramientas. Su cabello, de un rojo tan intenso que parecía sangre, le llegaba a la cintura. Edgar carraspeó. La mujer dio un respingo y se volvió hacia él.             —¡Señor Mills! Siento mucho la intrusión —dijo a la vez que dejaba una lámpara de aceite sobre la mesa.             —¿Qué hace usted aquí?             —Necesitaba saber si podría afilar este cuchillo —respondió la mujer, sacando un cuchillo de una vaina que llevaba en la cintura. Medía más o menos unas doce pulgadas y en su hoja había unos símbolos muy parecidos a runas. Engastado en la empuñadura, un rub...

Helena Montés - Por Kelvin I. Márquez Traverzo

  La joven de cabello rizado y castaño abrió el cajón de cubiertos y sacó una pequeña llave oxidada. La observó un instante y se la guardó entre sus pechos. Las pisadas del conde Brenford se escuchaban cada vez más cerca. Un tanto nerviosa, apenas tuvo tiempo de dirigirse hacia la puerta cuando esta se abrió de repente.             —Recoge tus cosas lo más rápido que puedas. ¡Nos vamos! —dijo y se dio la vuelta.             —¿Por qué? —dijo la mujer, abriendo los ojos de par en par. El conde se detuvo un segundo y la miró.             —¡Solo hazlo!               —¡Corte!             Helena sonrió mientras sacaba la llave de entre sus pechos y la guardaba en un cajón. Luego fue por una botella de...

El siguiente proyecto - por Kelvin I. Márquez Traverzo

                 Apenas llegó, Jonah jaló la silla y se dejó caer.   Tiró el maletín en el suelo y lo pateó hasta ocultarlo bajo la mesa. A esas horas el restaurante estaba abarrotado.             —¡Esto es una mierda!             —Veo que estas contento hoy —observó Erick con sorna.             Jonah bufó.             —¡Cómo no voy a estarlo si esa maldita actriz no sirve para nada!             A su alrededor varias personas lanzaban miradas furibundas mientras cuchicheaban. Las más atrevidas ni se dignaban en ocultar su interés.             —Cálmate, hombre. No es para tanto —dijo en voz baja. ...

El asunto Tani - por Kelvin I. Márquez Traverzo

               —En el relato de este mes debe aparecer la frase la vidente abrió la puerta. ¡Y no tengo idea de cómo lo haré! —dije recostándome detrás de la caja registradora. El supermercado había estado bastante en calma después del viernes negro. La mayoría de las personas aún se estaban recuperando de los gastos del último fin de semana así que eso nos daba un respiro para charlar de vez en cuando.             —¿Pero no llevas tiempo escribiendo? —preguntó Koralys, una amiga y compañera de trabajo.             —Pues sí pero era cuando usaba el seudónimo de Ryan —respondí, encogiéndome de hombros—. Eso ya terminó.             —¡Te rindes demasiado rápido! —exclamó mientras echaba a la basura un recibo que un cliente dejó sobre la polea.      ...

El entierro - por Kelvin I. Márquez Traverzo

  En la lápida no había ningún nombre…todavía. Y por primera vez siento miedo de continuar. Después de quince años, lejano me parece aquel 2009 el cual fue mi primer año en la universidad. La profesora de la clase de español dio como tarea escribir un cuento de una página. Para mí era una tarea imposible pese a llevar toda mi vida leyendo. Así fue como nació él. De repente y con una idea bastante trillada pero con un tono cómico y mucha fantasía. Eso sí, me comí todos los acentos habidos y por haber pero salí bien en la clase. Hace algunos meses rescaté ese cuento al cual llamé “ Una invitación a Transilvania” y de una página logré extenderlo a poco más de dieciocho e incluso escribir una continuación. Fue mientras lo corregía cuando me di cuenta de que todo debía cambiar. No niego que muchas de las ideas de las historias que he escrito han sido gracias a su ingenio. Sí, un ingenio que a la larga no ha servido de nada ya que la gran mayoría de esas historias yacen inacabadas, cog...

Una Sorpresiva Renuncia

Los productores de un videojuego quedaron destrozados: ¡no había rastro alguno de la princesa! Y es que todos los juegos, aunque divertidos, trataban sobre la princesa siendo raptada y dos hermanos, uno de los cuales era su novio, intentando rescatarla. Pero los productores se negaban a entender que la princesa estaba cansada de ser rehén. Meses antes había estado tomando clases de tiro y cuando la fueron a secuestrar abrió fuego con un Ak-47 que compró a un traficante de armas. El resultado: dos cadáveres (incluyendo el de su mascota, una tortuga alada de caparazón azul que mantenía encerrada en una jaula por su agresividad) y muchos casquillos de bala en el suelo. De ella no quedaba ni la corona ni el sombrero rosado que tanto usaba. —¡Busquen a ver si hallan algo, lo que sea! —exclamó uno mientras terminaba de poner patas arriba la habitación. Seguían buscando cuando escucharon un bip bip que venía del teléfono descolgado. Minutos después estaban a punto de retirarse pero uno de...

La voz del mar - Ryan I. Ralkins

                 « El mar…ante el rugido de sus olas no pudo evitar pensar: ¿Por qué tanto estruendo me da tanta paz? Un segundo de respirar el aire puro, dos segundos de ver la espuma sobre las olas galopar cual caballos hacia la orilla, deseosos de correr aún más allá. Quizás si viviera cerca no lo añoraría tanto. ¡Y pensar en el miedo que siento de tan solo imaginar ser cubierto bajo esas olas! No puedo creer que esté llorando. Tan intensa es la alegría que siento al observar la inmensidad de ese abismo azul. Quizás estoy loco pero últimamente me parece escuchar la llamada del mar. Y esa llamada tiene voz de mujer».             Esos eran sus pensamientos una tarde en la que llegó, como de costumbre, faltando   media hora para la puesta del sol. Era el momento que más admiraba por la paleta de colores que se dibujaba entre el cielo y el agua, fundiéndose en el horizonte en t...